"Pero ten cuidado de no olvidar al Señor tu Dios. No dejes de cumplir sus mandanientos, normas y preceptos que yo te mando hoy. Y cuando hayas comido y te hayas saciado, cuando hayas edificado casas cómodas y las habites, cuando se hayan multiplicado tus ganados y tus rebaños, y hayan aumentado tu plata y tu oro y sean abundantes tus riquezas, no te vuelvas orgulloso ni olvides al Señor tu Dios, quien te sacó de Egipto, la tierra donde viviste como esclavo. El Señor te guió a través del vasto y horrible desierto, esa tierra reseca y sedienta, llena de serpientes venenosas y escorpiones; te dio el agua que hizo brotar de la más dura roca; en el desierto te alimentó con maná, comida que jamás conocieron tus antepasados. Así te humilló y te puso a prueba, para que al fin de cuentas te fuera bien. No se te ocurra pensar: "Esta riqueza es fruto de mi poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados. Si llegas a olvidar al Señor tu Dios, y sigues a otros dioses para adorarlos e inclinarte ante ellos, testifico hoy en contra tuya que ciertamente serás destruido. Si no obedeces al Señor tu Dios, te sucederá lo mismo que a las naciones que el Señor irá destruyendo a tu paso."Deuteronomio 8:11-20
Dios cumple lo que promete, sus promesas son SÍ en Él y en Él Amén.
Su deseo es para nuestro bien. Él desea nuestra prosperidad espiritual.
¡Podemos pervertir la bendición!
- EL PELIGRO: OLVIDARSE DE DIOS
Atribuir nuestro
éxitos a nosotros.
Tener orgullo y altivez.
¡El peligro es real! En los tiempos de prosperidad material las personas se inclinan a sentirse satisfechas con la vida en la tierra tal como es y a encontrar sus deleite en las bendiciones materiales; olvidandose de Dios y sus mandamientos, de no buscar ya las bendiciones espirituales y dejar de afligirse por el pecado y la maldad del mundo.
Acuerdate del Señor tu Dios. Tenemos que hacer memoria de nuestra vida ante Él. Recordar lo que Dios ha hecho por nosotras, su cuidado, sus bendiciones, su perdón...
Y sobre todo seamos agradecidas a nuestro Dios.
Obedece. La obediencia nos pone en nuestro lugar. La Ley de Dios es un ley de amor. Dios siempre nos da lo mejor y encontramos su guía en su palabra, la Bíblia. Leela, meditala y practicala.
Leemos en este pasaje que si nos olvidamos de Él y seguimos a otros dioses: bienes materiales, trabajo, familia, éxito.. Todo aquello que pongas en primer lugar en tu vida finalmente acabará en destrucción.
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